Aun los hombres mantienen una ventaja salarial sobre las mujeres, aún cuando ellas, cada vez tienen
una mayor participación en el mercado laboral. La diferencia salarial de género puede
observarse fácilmente a través de la comparación de los salarios por hora trabajada entre hombres y
mujeres en las diferentes partes de la distribución salarial, es decir, entre los trabajadores con
salarios muy bajos, bajos, medios, altos y muy altos. En lo que se refiere a salarios, las cifras
reflejan que en España, los hombres en puestos de salario alto reciben entre un 15% y un 20% más
que las mujeres, mientras que en los niveles menos cualificados, el porcentaje de desigualdad
asciende a entre un 25% y un 35%. Estos diferenciales se reducen a un 15% y a un 23%
respectivamente, cuando se valoran las características productivas de los trabajadores y los
distintos puestos de trabajo.
En los países nórdicos, con un índice de participación laboral femenina elevado,
las
diferencias en los salarios de hombres y mujeres
han ido decreciendo a lo largo del tiempo, pero el diferencial en las ocupaciones más remuneradas
es más alto que en las peor pagadas. En otras palabras, el porcentaje de lo que gana de más un
hombre directivo respecto a una mujer directiva con su misma preparación y responsabilidad
profesional es mucho más alto que, por ejemplo, cuando se
compara
a dos auxiliares administrativos u otro tipo de personal que se encuadraría en el medio de la
escala de salarios. La diferencia de salario entre los sexos es un laberinto de prejuicios
inconscientes y de discriminación explícita, un subproducto de oportunidades desiguales en el
ambiente de trabajo, de perspectivas educativas y de normas sociales profundamente arraigadas. Con
tantas fuerzas en acción, es muy difícil llegar a la raíz de los problemas que generan una
situación tal que dificulta el avance profesional de las mujeres en la empresa, o que lo hace
prácticamente imposible. |