El ecofeminismo otra de las escuelas derivadas del feminismo, que cuenta con un pensamiento
dividido «eco» que proviene justamente de la prioridad de la defensa de los ecosistemas y de las
especies en este caso refiriéndonos a conservar la integridad y reproductividad de la mujer, y se
compone también con la palabra «feminismo» porque se caracteriza particularmente por poseer un
corte feminista.
Surge en el territorio Europeo, por ahí del último tercio del siglo XX, y es reconocida por las
múltiples subcategorías a la cual es acreedora, en un ambiente ya sea político, sociocultural y un
quizá de los más destacados el activista, entre muchos otros.
De la filosofía ecofeminista actualmente existen varias tendencias, algunas de
corte esencialista y otras constructivistas. Por lo tanto, es difícil resumir sus premisas. No se
puede hablar de ecofeminismo sino de ecofeminismos en plural.
El ecofeminismo nació como contestación a lo que desde ese movimiento definen
como “apropiación masculina de la agricultura y de la reproducción» (es decir, de la fertilidad de
la tierra y de la fecundidad de la mujer que habría derivado más tarde en el desarrollismo
occidental de tipo patriarcal y economicista. Según el
ecofeminismo,
la apropiación a que nos referimos un poco más arriba se habría traducido en dos efectos
perniciosos: la sobreexplotación de la Tierra y la mercantilización de la sexualidad
femenina. Algunas teóricas suponen la existencia de una época remota en la que el
patriarcado
no existía y la vida transcurría en
comunidades
pacíficas e igualitarias que rendían culto a una Diosa que representaba la fertilidad y potencia de
la Naturaleza. Françoise d'Eaubonne es la feminista francesa que creó el término «ecofeminismo» a
mediados de los años setenta del siglo XX. |